Educar

Aprende matemáticas con… ¡una piña!

Tiempo de lectura: 2.46 minutos

El matemático italiano, Fibonacci, descubrió una secuencia de números que explica varios fenómenos de la naturaleza, como la distribución de las escamas de una piña o los pétalos de una flor.

¿Sabías que las escamas de una piña siguen un orden matemático? Se llama la secuencia de Fibonacci en honor a un científico italiano de la Edad Media que escribió el “Libro de cálculo” para enseñar un sistema de números mucho más sencillo que el romano, que era el que se usaba entonces en Europa. Tanto los matemáticos como los comerciantes mejoraron su vida al tardar menos tiempo en sumar, restar, multiplicar o dividir gracias a la nueva numeración. Además de sustituir el IV por el 4 ó el XII por el 12, Fibonacci descubrió una secuencia que revolucionó la ciencia y ayudó al ser humano a entender un poco mejor la naturaleza porque explica, entre otras cosas, el número y distribución de las escamas de una piña.

El descubrimiento de Fibonacci es una sucesión matemática infinita. Está formada por una serie de números que comienza por 0 y 1. A partir de ahí, se consigue sumando los dos anteriores. Así:

0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55,89,144,233,377,610,987,1597…

Fácil, ¿no? (0+1=1 / 1+1=2 / 1+2=3 / 2+3=5 / 3+5=8 / 5+8=13 / 8+13=21 / 13+21=34…)

La fórmula matemática de la sucesión de Fibonacci es: xn = xn-1 + xn-2

Te estarás preguntando qué tiene qué ver la piña en todo esto. Ahora te lo contamos, pero si tienes una piña delante, mucho mejor. ¿No la tienes? Bueno, puedes ir por ella más tarde al supermercado y volver a entrar en El Orientadero.

Las escamas de esa fruta forman varias espirales alrededor de la base. Pues bien, si cuentas esas espirales, te darás cuenta de que siempre serán igual a un número de la sucesión de Fibonacci. Nunca se rompe esa regla. ¡Es increíble! Esa secuencia no solo se repite en las piñas. También está en las ramas de los árboles, en los pétalos de una flor, en las hojas del tallo de una planta, en las alcachofas o en los girasoles. Por eso, al descubrimiento de Fibonacci también se le llama la secuencia divina porque parecer ser la favorita de la naturaleza.

Ocho siglos después del descubrimiento de Fibonacci, su secuencia numérica se usa para programar ordenadores e incluso para la teoría de las probabilidades en el juego.

Quién era Fibonacci

Fibonacci era en realidad el apodo de Leonardo de Pisa, que fue un matemático nacido en Pisa. A su padre, Guillermo, le llamaban Bonacci, que quiere decir tranquilo, sincero y de buen corazón. Por eso, cuando su padre murió, a Leonardo le pusieron el mote de Fibonacci. Una palabra formada por filius (hijo) y bonacci. Es decir, hijo de Bonacci. Sus descubrimientos matemáticos fueron tan importantes que el gobierno de Pisa le concedió un salario fijo. Gracias a él, la contabilidad de la región había mejorado mucho.

Cuando te comas una piña o busques la sombra de un árbol, ¡piensa en la secuencia divina!

Contenido relacionado

magnifiercross