Hay días internacionales para casi todo, pero hoy es uno de los más importantes. Está demostrado que un abrazo es beneficioso para la salud, puede prevenir la depresión y, además, estimula el desarrollo cognitivo.
Para conocer la historia del Día Internacional del Abrazo tenemos que remontarnos a la época de los años 80. Fue entonces cuando el pastor y psicólogo Kevin Zaborney, especialista en jóvenes conflictivos, llegó a la conclusión de que el estrés de la sociedad podría reducirse gracias a las muestras de afecto. El día no lo eligió al azar: es precisamente hoy, 21 de enero, porque es una fecha intermedia entre Navidad y San Valentín. Zaborney aseguraba que en esas fechas estamos muy predispuestos a dar abrazos, pero se nos olvida en las semanas intermedias.
Según un estudio de la revista médica Lancet, tras la pandemia los cuadros de depresión han aumentado en un 28%, y los más afectados han sido los jóvenes y las mujeres. Esta época de encierro impidió el contacto físico, tan poco valorado y a la vez tan necesario en la vida.
Ya no estamos confinados. Ya podemos vernos y abrazarnos. Y es que está demostrado que los abrazos pueden ser beneficiosos para nuestra salud. Eso sí, para aprovecharte de sus propiedades deberán ser abrazos de al menos 20 segundos.
Beneficios de los abrazos
La ciencia respalda que esta muestra de cariño:
- Ayuda a reducir el estrés. Al abrazar generamos oxitocina y endorfinas, que proporcionan felicidad y reducen los niveles de cortisol y adrenalina (la hormona del estrés). Por lo tanto, abrazar nos ayuda a relajarnos.
- Reduce el ritmo cardíaco. Los estudios médicos han revelado que abrazar durante al menos 20 segundos hace que disminuya el ritmo cardíaco y se proteja al corazón.
- Mejora el sistema inmune que nos protege contra enfermedades. La Universidad de Pittsburg hizo un estudio a 404 personas adultas resfriadas. En el seguimiento diario se demostró que aquellas personas que habían recibido abrazos mostraban menos síntomas y mejoraban antes que aquellas que habían sufrido conflictos con otras personas.
- Reduce la sensación de miedo. Desde pequeños sentimos el instinto de abrazar a nuestros padres o a un peluche cuando algo nos genera inquietud o miedo. De adultos nos pasa igual: abrazar reduce la ansiedad y mejora la situación de personas con baja autoestima.
- Es otra forma de comunicación. Muchas veces un abrazo puede significar mucho más que cualquier palabra. Los gestos no verbales y muestras de afecto generan un mensaje (positivo o negativo, según lo empleemos) en la otra persona. Por tanto, los abrazos ayudan a reforzar y formar buenas relaciones interpersonales.
- Mejora la capacidad cognitiva. El psicólogo Daniel Goleman, gurú de la inteligencia emocional, afirma que el intelecto y las emociones actúan en armonía. Una buena gestión de nuestro mundo afectivo hará que sepamos desarrollar también mejor otros aspectos de nuestro mundo intelectual.