Niños y pantallas. ¿Qué estamos haciendo?

Enmarcado dentro del ciclo de encuentros CEU Talks, diferentes expertos en medios sociales e infancia se han dado cita en la Universidad CEU San Pablo para hablar sobre móviles y adolescencia. Bajo el título Niños y pantallas. ¿Qué estamos haciendo?

Los diferentes profesionales han compartido impresiones sobre el uso de dispositivos tecnológicos en los más jóvenes, las consecuencias que de ello se pueden derivar, su gestión y posibles soluciones a una problemática que crece en todo el mundo a un ritmo vertiginoso.  

María Solano, profesora de la Universidad CEU San Pablo, ha sido la encargada de moderar esta mesa redonda y dar paso a las intervenciones de Catherine L’Ecuyer, investigadora y experta en Teoría Educativa; Marc Masip, CEO fundador de Desconect@; Beatriz Martín, directora general de Fad Juventud; Raúl Adames, director de área de Colegios CEU; María Zaldibea, analista de tendencias y autora de Cosiendo la brecha digital; y Paco Pérez, socio de Derecho Digital en Ecix Tech. 

Durante el encuentro, se han pronunciado términos como “huérfanos digitales”, que hace referencia a los adultos que no dominan los medios sociales como los “nativos digitales” - aquellos que ya han nacido en la era de la tecnología -. Esto genera un problema a la hora de enseñar a los más pequeños a tener un uso correcto con las pantallas. “La tecnología supone un reto para todos. Los niños y adolescentes no encuentran a alguien que les pueda orientar, les hace falta la figura de un orientador que los mentorice”, ha afirmado Paco Pérez. 

Parte del problema viene también de la confusión entre “educar en el asombro” y “educar con la fascinación pasiva”. Según Catherine L’Ecuyer: “Hemos pensado que los dispositivos podían aportar a la educación, pero lo que fomenta no es una actitud de asombro, de expectativa, sino una atención pasiva”.  

Además, muchos adolescentes, aunque no la mayoría, no son capaces de reconocer los riegos a los que se enfrentan como: privacidad, datos, usurpación de identidad, delitos sexuales… Para solucionar gran parte de estas dificultades, Marc Masip, acostumbrado a tratar con adolescentes con este tipo de adicciones, lo tiene claro: “Si no tuvieran móvil, ciertas cosas no pasarían. Es indispensable poner leyes estatales, que se traducen en límites para las tecnológicas. Los móviles potencian el origen de la tecnología”, ha comentado. 

También existen otras posturas como la que aporta María Zaldibea, autora de Cosiendo la brecha digital: “Hay que dejar las pantallas fuera de la habitación e intentar entre todos generar contenidos para formar y proteger. Hay que darles una alternativa de buen uso”. En esta misma línea, la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín, declara que debe haber una autonomía gradual, hay que crear un pensamiento crítico, establecer límites y facilitar un acompañamiento. 

Pero en esta labor no se puede dejar toda la responsabilidad a las escuelas porque esta disyuntiva va más allá. “Los colegios no somos responsables de solucionarlo. Necesitamos una reflexión profunda para saber más y, afortunadamente, empieza a haber un movimiento que se hace preguntas”, ha apuntado Raúl Adames, director de área de Colegios CEU. 

Paco Pérez aboga por hacerles entender y diferenciar entre el bien y el mal, es decir, realizar una labor de concienciar, que entiendan por qué se les puede prohibir el uso del teléfono móvil. Como dice Catherine L’Ecuyer: “la mejor preparación para el mundo online es el offline. El mundo es real, hay que trascender los eslóganes y recentrarnos”. 

Para concluir, desde la Universidad CEU San Pablo queremos aportar nuestro granito de arena con un manifiesto por el buen uso de la tecnología en los jóvenes. Sus postulados son: 

  1. Las pantallas son herramientas, no educadores. 
  2. Las pantallas no son un potenciador del conocimiento. No hay atajos para el saber. 
  3. Las pantallas dificultan la capacidad de descubrir el mundo que nos rodea. 
  4. Las pantallas, con el constante acceso a estímulos, dificultan el estudio y la lectura. 
  5. Las redes sociales provocan un pensamiento único y polarizado.  
  6. Las redes sociales desvirtúan el bien del pudor y la intimidad. 
  7. Las redes sociales pueden no ser un espacio seguro. 
  8. Las pantallas y las redes sociales torpedean la acción. 
  9. Las pantallas y redes sociales no respetan las necesidades básicas de los jóvenes. 
  10. Conclusión: fomentar el uso responsable de la tecnología. 

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