¿Estás ahí? Claves para la comunicación con adolescentes

Una de las situaciones en las que más intervenimos los orientadores con las familias suele ser la comunicación con los hijos adolescentes. Y es que, ¡qué difícil es a veces comunicarse con un adolescente! Incluso hablar de cosas rutinarias se torna en una tarea complicada en estas edades. Entre conseguir que expresen más que monosílabos (“bien”, “no”, “vale”…) y comprender su lenguaje (“stalkear”, “pana”, “NPC”…),a veces parece imposible que se pueda conectar con ellos.
Para facilitar esa tarea siempre podemos ofrecer a nuestros alumnos y familias orientaciones que les den luz a la hora de hablar en familia. Algunas ideas pueden ser:
- Atención plena. A la hora de establecer una conversación es fundamental centrar toda la atención en la otra persona, y para hacerlo es necesario dejar fuera elementos externos (móvil, tablet…) así como intentar controlar los ruidos internos (preocupaciones del trabajo, de la casa…). Porque cualquier comunicación es un encuentro, y solo se es capaz de encontrarse con el otro cuando se consigue acallar nuestro ruido mental.
- Ponerse en el lugar del otro. La adolescencia que tuvieron los padres no tiene nada que ver con la que están viviendo los hijos ahora. Para intentar entender su realidad, tienen que ponerse sus gafas y asumir que el contexto desde el que hablan los adolescentes hoy es desconocido para los adultos.
- Evitar juicios y comparaciones. En el momento en que una persona se siente juzgada, la comunicación se bloquea. Si hablamos de adolescentes, el bloqueo pasa a ser una ruptura definitiva de la conversación. Por tanto, hay que proponerles que intenten escuchar para comprender, no para contestar; para aprender y no para instruir; para acoger y no para juzgar.
- Evitar generalizaciones, tanto de los padres como de los hijos: “nunca escuchas lo que te decimos”. Mejor emplear expresiones del tipo: “lo hablamos la semana pasada y creí que lo habías apuntado”.
- Devolver preguntas que les ayuden a reflexionar: ¿crees que podrías haber hecho otra cosa? ¿cómo te sientes después de lo que me has contado?
- Preparar previamente la conversación por escrito. Incluso comunicarse por carta. Si quieren hablar de algún tema delicado es bueno escribir previamente lo que quieren decir para que puedan ordenar las ideas.
- Buscar espacios y tiempos adecuados para la comunicación. En la medida de lo posible, proponerles que hablen en espacios neutros: salón, cocina… El tiempo será generalmente cuando el adolescente esté receptivo, que no tiene por qué ser cuando al adulto le viene mejor. Si esto ocurre, el padre debería centrar toda su atención en lo que le están diciendo.
- Tomar distancia (sobre todo si se habla de temas especialmente delicados) para no dejarse secuestrar por las emociones. Si éstas les invaden y les controlan, han perdido la capacidad de conectar con su hijo.
- Que muestren interés por los gustos o intereses y compartir alguna afición. Ver juntos TikTok (incluso grabar alguno) o el canal de este youtuber que tanto les gusta a sus hijos, seguir a su instagramer favorita y comentar sus publicaciones, compartir un tiempo de ocio juntos… todo esto favorece el acercamiento entre padres e hijos. Pero ojo, si solo comentan cosas negativas (“qué tonterías son estas”), conseguirán el efecto contrario.
- Plantearles que intenten comprender su lenguaje, pero sin usarlo fuera de contexto. La idea es que los padres sepan qué dicen los hijos, no intentar reproducir su modelo.
Y, sobre todo, es importante recordarles que lo fundamental para comunicarnos con un adolescente se escribe con “P”: hay que tener presencia activa en su vida, kilos de paciencia, estar siempre preparados para establecer comunicación (¡aunque sea por WhatsApp!) y ser perseverante, porque lo más importante para ellos es saber que sus padres siempre están a su lado.
Comparte