Compañeros, conocidos, más que amigos, amigos para siempre…

Los adultos nos jugamos la vida en las relaciones, ¿no crees? Si por un momento lo pones en duda, imagina un día perfecto con lo que suponga esto para ti. Todo rueda y, de repente, discutes intensamente con tu pareja, con tus hijos, con tu jefe, con un amigo, con tu padre… y entonces, el día se nubla y la tranquilidad desaparece.
No volvemos al día perfecto hasta que resolvemos este conflicto y, aun así, la recuperación emocional no es inmediata. Deja un regusto difícil de digerir. Si esto nos sucede a los adultos, ¡cuánto más a los adolescentes que lo viven todo con intensidad! Experimentan lo emocional a flor de piel, lo relacional como si se les fuese a acabar la vida y lo hormonal con mucha más influencia de la que ellos piensan.
Nuestros adolescentes manejan las relaciones como manejan sus emociones y estados de ánimo: a golpe de sube y baja, y de montaña rusa. Sin saber por qué, ni cuándo ni dónde van a verse secuestrados por un estado emocional. Una vez más, ayudarles a conocerse, a conocer cómo se relacionen y desde dónde, les ayudará a gestionar esta parte de su vida tan importante. ¡En las relaciones se la juegan!
Para ellos hay compañeros de estudio, conocidos de juerga, componentes de equipo de deporte, amigos que centran o descentran, relaciones tóxicas o energizantes, amigos de un tiempo o de los que te acompañaran toda la vida, personas que están de paso o con las que haces parte del camino, pareja… y un montón de posibilidades más. Es todo un reto diferenciar unos de otros y ser capaz de gestionar la relación que se establece con cada uno. Reto en el que podemos acompañar a nuestros chicos y chicas. ¿Desde dónde? Desde la autoobservación, desde lo que les aporta o no una relación, desde lo cómodo que les hace sentir, desde el poder sentir que se es uno mismo o no y desde la libertad que les aporta o roba.
Una vez terminada la etapa del colegio o instituto, existe cierto vértigo con respecto a lo que nos vamos a encontrar en el tramo siguiente. Y algo que les preocupa, y mucho, es el tema de las relaciones. Se iniciará una nueva etapa donde se sumarán los amigos a los que ya se tenían. No es cuestión de terminar con unos y empezar con otros. Tampoco es cuestión de elegir. A la larga, quedarán unos pocos amigos, muchos compañeros, muchos conocidos y algunos con los que se ha compartido trayecto sin más, como quien viaja en el mismo vagón de tren.
Los chicos y las chicas hacen relaciones de formas muy diferentes y con algunas peculiaridades específicas.
También las relaciones de pareja han dado un gran cambio. Algunos para bien y otros, algo preocupantes. Uno de cada tres jóvenes españoles de 15 a 29 años ve aceptable y normal el controlar a la pareja en sus horarios, relaciones con otros o con la familia, en los estudios o en el trabajo e incluso, en decirle lo que puede o no puede hacer. ¡Curioso, llamativo y preocupante!
Todo esto nos invita, como orientadores, a acompañar no solo en el ámbito académico, en la toma de decisión y en el rendimiento escolar, sino también y fundamental, en el mundo emocional y relacional de los alumnos. Porque, como nosotros, ellos también se juegan la vida en las relaciones.
Comparte