• ¿Crisis? ¡Hexagonízate!

¿Crisis? ¡Hexagonízate!

¿Crisis? ¡Hexagonízate!

Debemos conocer primero cuáles son los vértices del hexágono y después pensar en cuáles de ellos la persona se ve más afectada.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la persona (P), en el centro del hexágono, “tiene una crisis” o “está en crisis”, pero no “es” crisis. Es algo temporal y transitorio, independientemente de su duración e intensidad. El verbo “ser” afecta a toda la persona y es inamovible (“eres malo”). En cambio, otro tipo de verbos permiten flexibilidad y posibilidad de cambio porque no son inherentes a la persona sino a lo que le pasa en un momento determinado (“estás haciendo algo malo”).

Veamos ahora los vértices de la crisis para saber desde dónde se genera la crisis o a qué afecta la crisis principalmente:

Vértice C > Creencias

“Creía que mi futuro estaba en esto y siento que me he equivocado”. “Creía que la felicidad se alcanza a través de tener muchas cosas”. “Creía que iba a ser feliz cuando consiguiese ese trabajo”… Cuando se defraudan las expectativas, el sistema de creencias se tambalea. Pero muchas veces, esas creencias son irracionales y es bueno racionalizarlas, buscar la lógica en las mismas y no mezclarlas con las emociones.

Vértice R > Resortes

Reconocemos aquí los cimientos, el sentido de la vida. Si la crisis viene por aquí, es de las más duras. Tiene que ver con no tener, o haber perdido, la proyección en algo más allá de uno mismo.

Vértice I > Interioridad

“¿Quién soy?” “¿Adónde voy?” “¿Cuál es mi lugar en el mundo?” Desde este vértice, la crisis viene relacionada con el papel que tengo en el mundo, con mi vocación en su sentido más amplio. Si “googleas” un poco, busca el concepto japonés de “ikigay” y verás que la imagen que usan para explicarlo es muy gráfica. Cuando se pierde el “ikigay”, se entra en crisis personal en esta dimensión.

Vértice S > Social

“¿Qué se espera de mí, cómo hombre, como mujer, laboralmente, económicamente, socialmente…?” Este vértice es muy interesante para profundizar en los roles de género en nuestra sociedad, mucho menos superados de lo que creemos. También en los roles profesiones, económicos… Se puede analizar el sistema de creencias también desde estos aspectos tan concretos. Por ejemplo, “si estudio Medicina, tendré más prestigio y seré más feliz que si hago Enfermería”, o “si gano más, tendré más bienes, más experiencias, viajaré más…” ¿Acaso la felicidad depende de algo externo? Esto es algo muy inculcado en nuestra sociedad.

Vértice I > Intelectual

Este vértice se refiere a mis estudios, a mi formación, a mi desempeño laboral… Está muy relacionado con lo anterior, pero centrado en el nivel de autoestima que aporta la posición laboral o estudiantil, el nivel de formación, de cultura, de nivel socio-económico…

Vértice S > Sentimental

Es el vértice emocional y se refiere a mi relación con el otro, con los amigos, pareja, familia… Las crisis de esta dimensión están relacionadas con las conexiones que establezco con el otro. ¿Qué pasa con mi familia? ¿Con mi pareja? ¿Con mis amigos?… Hay que analizar las relaciones: las que te hacen crecer, que suman, y las que son tóxicas, que restan.

Ante una crisis, hay que motivar un cambio de enfoque: pasar del “¿por qué me pasa esto a mí?” al “¿para qué me pasa esto?”. El “para qué” es el gran aprendizaje de las crisis porque se centra en los aprendizajes, en la construcción, en el futuro. En cambio, preguntarse “por qué” ahonda en el pasado, en la búsqueda de culpables, de responsables…

Lo que está claro es que una crisis implica cambio y oportunidad, y eso ¡es muy alentador! Ahora bien, hay que trabajarlo y el “hexágono de la crisis” es una propuesta para este trabajo.

Comparte