El sueño de los adolescentes desde la neurociencia

Por todos es conocida la importancia que tiene el sueño en la vida de cualquier persona. Un descanso óptimo y del tiempo necesario es fundamental para poder llevar una vida sana. De hecho, el sueño junto con la alimentación y el equilibrio emocional son los tres pilares para tener una vida saludable, como dice el Dr. Javier Albares, miembro de la Sociedad Española del Sueño. Sin embargo, vivimos en una cultura excesivamente activa, interesada en el hacer, en la productividad, en la multitarea que, de alguna manera, considera el sueño y el descanso como una pérdida de tiempo. Esto nos lleva a vivir en una sociedad caracterizada por tener un déficit de sueño muy importante.
Los adolescentes, aquellos que se encuentran entre los 12 y los 20 años, son el grupo de edad más privado de sueño y, sin embargo, son los que más necesitan ese descanso. Desde el mundo de la neurociencia se dice que en esta franja de edad se debería dormir entre 9 y 10 horas diarias para tener un descanso óptimo. Los últimos estudios reflejan que el 90% de los jóvenes duermen por debajo de las 7 horas diarias. Este descanso es fundamental puesto que el consumo de energía es mayor debido a la cantidad de cambios que se producen. Así mismo, en estas edades es cuando se desarrolla el lóbulo prefrontal de nuestro cerebro, ese que se encarga de desarrollar las funciones ejecutivas. Es la última parte del desarrollo cerebral y su crecimiento se produce por la noche. Si no se descansan las horas necesarias ese desarrollo puede tener alteraciones, por lo que las consecuencias de esta falta de sueño tendrán repercusión tanto a corto, medio y largo plazo.
Esta falta de sueño de los jóvenes tiene mucho que ver, como no, con el uso de las pantallas. Neurológicamente recomiendan dejar de ver tablets o móviles en torno a 2-3 horas antes de ir a dormir ya que la luz que emiten inhibe la producción de melatonina, necesaria para el sueño. Biológicamente los ciclos de sueño cambian en esta edad, retrasando la hora de irse a dormir de forma natural. Esta mezcla, como hemos visto, tiene consecuencias muy negativas para nuestros jóvenes.
Pero ¿qué podemos hacer los adultos ante esto? Parece que los únicos responsables de la falta de sueño son ellos y su uso de dispositivos digitales, pero ¿es realmente así? ¿Somos los adultos referentes para ellos en el uso responsable de las pantallas? ¿Dejamos también de consumir ocio digital 2 horas antes de acostarnos? Como hemos dicho al inicio del artículo, el sueño es un pilar de la salud para cualquier ser humano. Nos encontramos en una sociedad donde la sociedad adulta se mueve entre el consumo de medicación para dormir y de cafeína para despertar, donde los ritmos circadianos están alterados… ¿y realmente el único problema de los adolescentes es el uso de pantallas?
A nivel institucional se debería tener en cuenta la importancia del sueño, conocer el funcionamiento del sueño adolescente y tomar medidas acordes. Se ha comprobado científicamente, por ejemplo, que retrasar una hora la entrada al colegio en vez de adelantarla, es muy beneficioso para los jóvenes. Así, dado su ritmo de sueño no sólo deberían entrar más tarde al colegio, sino que se debería primar la actividad física a primera hora: extraescolares, deporte… el momento de hacerlo es el inicio de la mañana y no el final del día. En California hace tiempo que se tomó esta medida en algunos institutos y se ha comprobado que ha mejorado el rendimiento escolar, se han reducido los problemas de conducta, el estado de ánimo y la salud de los jóvenes es más óptima, así como el control de sus impulsos.
Por tanto, cuando hablamos del sueño de los adolescentes tengamos en cuenta no sólo sus “malos hábitos”, sino también ayudémosles a ver las implicaciones neurológicas que tiene no dormir lo suficiente.
Blanca Nieto Rico.
Orientadora escolar.
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