La amígdala y la insulina se han hiperconectado

Pero, ¿qué título es éste?, ¿de qué estamos hablando?
Pues hablamos de algo tan común y cotidiano como lo que sucede cuando estamos en una situación de estrés, traumática o muy difícil. Y, ¿qué nos sucede en esas ocasiones?, ¿qué sucede en nuestro cerebro?, ¿por qué no es fácil, en esos momentos, decir a la persona: cálmate, inténtalo, no lo pienses, pon de tu parte… y que esto sea efectivo?
Hay momentos en que nuestros alumnos atraviesan situaciones o épocas en las que es importante que sepan y conozcan cómo está funcionando su cerebro, para que no se sientan culpables o incapaces por no poder hacer nada al respecto.
Veamos primero, de una forma sencilla y simplificada, a qué estructuras cerebrales nos estamos refiriendo y de qué se encargan:
- La amígdala es el centro de las emociones, especialmente del miedo, que es el que nos ayuda a detectar el peligro. No olvidemos que la función del cerebro, en primera instancia, es garantizar la supervivencia. Es la encargada de hacer un análisis rápido de la situación y decidir si hay que huir o luchar.
- La ínsula nos permite escanear cómo está nuestro cuerpo por dentro (sensaciones) y por fuera (equilibrio, movimiento…). Además, nos ayuda a percibir nuestras emociones y a dar respuestas reguladas a las mismas.
Pues bien, cuando nos pasa algo, cuando no estamos bien, cuando la tensión (interna o externa) es alta y estamos sometidos a mucha presión… entonces, la amígdala se conecta por exceso y la ínsula por defecto. Esto además afecta a otras zonas del cerebro. ¿En qué se traduce esto?, ¿a qué afecta?
- Al pensamiento
- Al razonamiento
- A la conexión con uno mismo y con los demás
- A la concentración
- A la toma de decisiones
- A la memoria
- A la autorregulación, conductual y emocional
- …
¿Nos suenan algunas de estas situaciones a lo que atraviesan los alumnos de Bachillerato, especialmente de 2º curso? Un curso cargado de tensión, de presión, de falta de tiempo… Un curso en el que hay que decidir, optar, mantenerse templado y constante… y, sin embargo, en el que asistimos a momentos de mucho desánimo, estrés, ansiedad…
Dice la psiquiatra Marian Rojas Estapé que “comprender es aliviar”. ¡No podemos estar más de acuerdo! Sólo el hecho de entender que nuestro cerebro tiene una forma de funcionar sensible a todo lo sucede en el adentro y en el afuera de la persona, libera de mucha carga, culpa o responsabilidad.
A dos niveles hay que trabajar en estas situaciones. A nivel corporal y a nivel mental: toma de conciencia; autoobservación; estrategias de relajación, calma y sosiego; control de la respiración; regulación emocional…
Hoy fue el turno de la amígdala y la ínsula. Otro día os presentaremos a nuestros amigos el hipocampo, la corteza prefrontal y otras estructuras que habitan dentro de nuestro cráneo y que son muy interesantes de conocer.
Dori Díaz Montejo
Psicóloga Educativa
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