Mitos y emociones

En torno a las emociones y a la gestión de las mismas hay mucha “frase hecha”, mucho estereotipo y mucha creencia errónea. Veamos algunas de ellas:
- Las emociones no son positivas ni negativas y, mucho menos, buenas o malas. Las emociones son, sin más y sin menos. Pueden, eso sí, resultar más agradables o menos agradables, más placenteras o menos placenteras. Lo positivo o lo negativo es lo que hacemos con ellas.
- Las emociones duran un tiempo muy limitado, aparecen, con o sin motivo aparente, externo o interno. Lo que perdura y las hace perdurar es la interpretación que nuestros pensamientos, nuestra mente hacen de ellas. Eso es lo que, en ocasiones, nos “enrosca”, “ralla” o paraliza. El hecho de decir que, si no hacemos caso a una emoción, ésta desaparece, no es cierto, de hecho, puede intensificarse. El aprender a acogerla, aceptarla, identificarla y vivirla con la comodidad o incomodidad que conlleva, sin juicio, sin valoración… eso sí es una forma de gestionarlas.
- De la mano de lo dicho anteriormente, las emociones no se controlan, no se “domestican”, las emociones se gestionan, se manejan.
- Las emociones hay que entenderlas y procesarlas: de dónde vienen, qué las hace aparecer, cómo permanecer amablemente en y con ellas… Las emociones, por tanto, no se arreglan o se desarreglan.
- Las emociones, pueden ser más o menos intensas, más o menos agradables, como hemos dicho. Pero esa intensidad no va unida, necesariamente, a negatividad o a inestabilidad. Las emociones nos dicen mucho de nosotros mismos y de lo que nos está sucediendo en el momento presente. Podemos y debemos aprender mucho de ellas. Todas las emociones tienen un mensaje que darnos y cumplen una función, que debemos intentar descubrir.
- Mostrar las emociones, se cree que nos hace vulnerables y débiles ante los demás y esto nos expone mucho ante ellos. Lejos de esta afirmación, la realidad nos habla de que las emociones expresadas reflejan autenticidad en la persona y favorece y genera conexión con los demás.
- Las emociones, por tanto, son como las orugas, que no necesitan un milagro para poder volar, necesitan un proceso para desarrollarse, crecer y madurar. Volvemos, por tanto, a una idea muy repetida en nuestras entradas a este espacio de El Orientadero: la gran meta de todo ser humano para manejar su vida y vivir de forma consciente tiene que ver con el autoconocimiento, la autoaceptación y la autosuperación. Ni más, ni menos, casi nada…
- Y tú, ¿qué otras ideas erróneas has oído en torno al mundo de las emociones? ¡Cuéntanos!
Dori Díaz Montejo
Psicóloga educativa.
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