Tipos de padres (segunda parte)

La frase “de tal palo tal astilla” nunca se había materializado tanto como cuando conocemos a los padres de nuestros alumnos.
Allá por el mes de junio, hablábamos de tipos de padres… ¿Recuerdas? Padres helicóptero, Padres cortacésped, Padres Amazon, Padres Cabify, Padres oráculo, Padres sherpas, Padres faro…
A muchos de ellos te lo habrás ido encontrando a lo largo de tu ejercicio profesional. Saber a quién tenemos delante, cómo encara la educación de sus hijos y cómo funciona, nos puede facilitar mucho nuestra labor. Es importante identificar con qué tipo de padres estamos tratando para no remar a contracorriente, para que el mensaje llegue por el canal adecuado o para que nuestra labor tenga el foco puesto en el alumno y no en lo cómodos o incómodos que nos hacen sentir sus padres.
Continuamos con el listado de distintas tipologías de padres, entendiéndolo siempre como una simplificación de la realidad, pero que nos puede ayudar:
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Padres caravana.
Llevan o van detrás de sus hijos a todas partes, sea adecuado o no, esté acorde con su edad o no. No sueltan, no dejan ir, no permiten que los hijos se enfrenten y se equivoquen o triunfen, ¿quién sabe? Quién no prueba, no comprueba.
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Padres enredadera.
Se lían y te lían. No saben lo que quieren, anclados en la insatisfacción constante que les impide ver sus propios hilos enredados, sus propias limitaciones y sus propios errores.
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Padres señal de peligro.
“¡Cuidado con todo!”, parece que van gritando a los cuatro vientos. Todo es peligroso, todo es un riesgo, todo es susceptible de convertirse en una señal de tráfico triangular.
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Padres pino.
Los que pinchan. Están tan centrados en sí mismos que cuando los hijos se acercan, pinchan, como pinchan las hojas acículas de los pinos. Pinchan con sus gestos, sus palabras, sus distancias, su trato…
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Padres Mimosín.
Como el suavizante o como el osito que lo representa. Todo amor, todo ternura, todo dulce de algodón, todo protección, todo cobertura llena de besos. Creen que sus hijos no han dejado de ser bebés y así los tratan.
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Padres lavadora.
Se sienten con la obligación y la responsabilidad de limpiar todos los errores de sus hijos, de lavar todas las manchas, de dejar al hijo impoluto y libre de culpa o de equivocación.
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Padres marquesina.
Se pasan la vida esperando, física y emocionalmente. Esperan a que su hijo madure, o crezca, o empiece a trabajar, o tenga éxito, o… Y mientras la vida y los hijos se le escapan entre los dedos de las manos, sin haber disfrutado de ellos. Son los padres en espera siempre de la meta, del resultado, sin ser capaces de saborear el proceso, el camino.
¿Reconoces, de nuevo a alguno de ellos? Seguro que les puedes poner hasta nombre y apellidos.
Luego hay padres, la mayoría, centrados, con el norte claro, pero éstos no suelen generarnos dificultad. Con ellos todo fluye.
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