• ¿Y si no se cumplen mis expectativas?

¿Y si no se cumplen mis expectativas?

¿Y si no se cumplen mis expectativas?

Os presentamos un cuento de Jorge Bucay, que aparece en el libro “Déjame que te cuente”:  

«Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa espesa masa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil, solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil subir a la superficie y respirar. 

Una de ellas dijo en voz alta: “no puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”. Dicho esto, dejó de patalear y se hundió, con rapidez, siendo ligeramente tragada por el espeso líquido blanco.  

La otra rana, más persistente o quizás más tozuda, se dijo: “¡no hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora”. Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro durante horas y horas. Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla. Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llego hasta el borde del recipiente. Desde allí pudo regresar a casa croando alegremente». 

Como les ocurre a las ranas es normal que, los alumnos, ante una situación inesperada (como que no consigan la nota que se necesita para hacer determinados estudios), puedan tener diferentes sentimientos: 

  • Miedo: al vacío, al “qué voy a hacer si no entro en esa carrera o en esa universidad”. 
  • Culpa: por lo que no se hizo o se hizo de otra manera (“tendría que haber estudiado más”).  
  • Derrotismo basado en experiencias negativas previas: “siempre me sale todo mal”. 

Tener estos sentimientos es natural, normal e incluso puede ser necesario para comenzar a buscar alternativas y sacar aprendizajes que sirvan a nuestros alumnos para el resto de su vida. Será positivo siempre y cuando les ayude a ponerse en acción, como ocurre con la segunda rana. La única certeza que hay cuando nos enfrentamos a algo así es que parar no es opción, por lo que debemos animar a nuestros alumnos a buscar alternativas. Estas alternativas se tienen que encontrar dentro de sus intereses y evitar que hagan algo que no les gusta, pero para lo cual les da la nota. Unas veces pasarán por tomar un tiempo aprendiendo inglés mientras que se preparan un año para subir la nota (por ejemplo), otra puede ser acceder a un grado que pueda convalidar asignaturas u otra buscar alternativas fuera de su ciudad. 

Sea como sea, el porcentaje de alumnos que no consiguen alcanzar su primera opción existe. Si se ha valorado esta posibilidad con anterioridad, será más fácil que opten por un plan B, pero, si esto no se ha hecho, es fundamental ayudarles a seguir nadando, a buscar alternativas… También hay alumnos que cambian de opción porque no les ha dado la nota y descubren su verdadera vocación… ¿por qué siempre pensamos que es negativo? La vida nos muestra sus caras de muchas maneras, lo importante es estar atento a verlas.  

Comparte